Mírame y siente el helado aliento de mi ser

Ven, acércate, déjame que te cuente un cuento de hadas imposible de acabar, un cuento interminable en el que sólo se podrán añadir pequeñas anécdotas para el resto de los tiempos:
Caminaba un día de lluvia, el cielo tan negro como una noche oscura se adentraba en mi mente como una niebla fantasmal. Pero de repente, te vi, allí estabas sentado en el bordillo de la carretera,esperabas a que una luz viniera y ese cielo tan oscuro se volviera azul, y pudieras apreciar los pájaros volar sobre tu cabeza.Unos segundos más tarde nuestras miradas se cruzaron y se quedaron inmóviles apreciándose la una a la otra, tú te levantaste y viniste con los ojos llorosos hacia mí, sin más espera te abracé, sin pensármelo dos veces, y un cosquilleo me recorrió todo el cuerpo, no quería soltarte, no quería verte ir; porque sólo tú sabes hacerme reír, sólo tú sabes hacerme sentir bien cuando en realidad no lo estoy; tu mirada es capaz de llevarme a la total paranoia, al total silencio odiado por el diablo, me lleva a la felicidad absoluta; y te me acercas y mi corazón palpita saliéndose por mi boca para buscarte y regalarte el mayor de los sitios, y me miras y te ríes y te sigues acercando y me besas y me abrazas y me dices: te quiero.